Así dijo alguna vez el inmenso Jorge Pinchevsky antes de que la muerte implacable y absurda lo quitara de nuestro lado. Estaba en La Plata esperando un micro que lo devolviera a Berisso después de un ensayo y allí lo inexplicable: una bicicleta, una distracción, el cuerpo contra el asfalto y ese golpe fatal que no sólo nos quitó a un amigo sino al primer violinista del rock.

Su trayectoria es archiconocida: nació en Rosario, tocaba el violín desde los 5 años, tuvo una formación clásica y pasó gran parte de su vida en la capital provincial. Fue violinista en el Teatro Argentino y pasó por la Orquesta Sinfónica, la Municipal y la de la Universidad Nacional de La Plata.

En los ´70 se incorporó al rock, integró La Cofradía de la Flor Solar, fue parte de La Pesada del Rock and Roll y participó como músico invitado en la grabación del disco Instituciones, de Sui Generis. En 1973 grabó su primer disco solista: Jorge Pinchevsky y su violín mágico. Llegó la dictadura y se fue a vivir a Francia, gracias a un pasaje que le regaló su amigo el Gordo Pierre; ya en Europa fue parte de Gong, el grupo anglofrancés con el cual participó en el disco Shamai. Las aventuras y divagues en el viejo mundo de la mano de Miguel Abuelo (entre otros), dieron paso luego a su regreso a nuestro continente: estuvo en Brasil y en Mendoza, para recalar una década después en Buenos Aires.

Ya padre de cuatro hijos, zapaba en el Samovar de Rasputín, en La Boca; en 1995 grabó el disco Jorge Pinchevsky y la Samovar Blues Band. Luego se instaló en nuestra región donde trabajó permanentemente como músico en distintos escenarios y también mostró su calidad para la radio. En 2000 arrancó en FM Difusión con el programa Éter y Escafandra y su última producción en la emisora fue Socorro o Help (o la misma palabra en el idioma que ustedes prefieran).

Ironías de la muerte: pidió socorro y se salvó de tantas, para terminar sus días a instancias de una bicicleta. O no tanta ironía. Él disfrutaba con el absurdo y tal fue su despedida.

Dijiste que volverías si te necesitábamos: entonces apurate, Pin... porque la noche no acepta que se vayan sus dioses y el aire se niega a ser melodía si no pasa por tu arco; porque el micrófono de Difusión, cómplice de nuestros amores, rebeldías y broncas, no quiere saber más de tanta ausencia...

Tus compañeros y amigos de FM Difusión